Good Bye London

jueves, 31 de julio de 2008




En mi último día de visita en Londres pude conocer el Palacio de Buckingham y "ver" el cambio de guardia. En realidad, se atora de turistas y no se puede ver mayor cosa, pero el apreciar uno de los emblemas arquitectónicos de Inglaterra es, en pocas palabras, impactante. Mi intención de conocer dentro del Palacio se vió nulificada debido a que su ilustre huesped se encontraba presente. Para cuando nos dirigiamos al Palacio, nuestro ticket del big bus ya había caducado, por lo tanto empezamos a hacer uso del metro. Claro!! no sin antes tratar de subirnos sin que se dieran cuenta y medio enseñando el ticket, hasta que nos cacharon que el ticket llevaba 3 horas de vencido. ¡¡Por gente así, estamos como estamos!! jaja


Después de disfrutar de los hermosos parques que hay en la ciudad (en Europa tienen especial interés por las áreas verdes dentro de las ciudades y son ¡bellísimos!) y de caminar como nunca en la vida, llegó la hora de partir. Debido al corto tiempo y a lo relativamente alejado que se encuentra el British Museum del centro de la ciudad, me quedé con las ganas de ir.


Al fin llegó la hora de dirigirnos a nuestro próximo aeropuerto: Luthon; rumbo a nuestro siguiente destino Paris. Hasta aquí todo iba bien. Había investigado que Luton quedaba a aproximadamente 70 km. de Londres, que tenía que tomar un tren que salia en la estación cercana a mi hotel, tenía el costo, la duración del viaje, etc.. Lo que no sabía es el tráfico infernal que tiene el centro de Londres en horas pico. Tampoco sabía a que hora era la hora pico y NI SIQUIERA LLEVABAMOS RELOJ!!! (en mi próximo viaje, llevaré reloj!!!), por lo tanto salimos media hora más tarde de lo programado. El trayecto en tren fue sin complicaciones y llegamos justo a tiempo para abordar el bus gratuito que lleva de la estación del tren hacia el aeropuerto. El trayecto de 15 minutos, se convirtió en 45 minutos. Teníamos que estar a las 18:00 horas en el puesto de Check-in de la linea aerea y llegamos a las 18:15. Quince minutos que nos costaron el vuelo, comprar otro pasaje hacia Paris y hospernos en Luton. Con el consiguiente cargo de la noche que NO dormimos en nuestro hotel en Paris, tuve que comprar una tarjeta de teléfono a un precio estratosférico para llamar a mi mamá quién cumplía años ese día y avisarle que no estaba en Paris como había planeado, sino que permanecía en Inglaterra. Quién me iba a decir que esa tarjeta después nos iba a salvar la vida!!!. Lo positivo de todo esto fue que el hotel de Luton, más barato que el de Londres, estaba 100 veces mejor, pudimos descansar un poco más de las largas caminatas y lo más importante: Alguien allá arriba nos quiere tanto, que nos libró de llegar a media noche a un lugar poco amigable con los turistas que no hablan français. Eso lo puedo afirmar después de mi corta, pero accidentada estancia en Paris.




RESUMEN: Londres, maravillosa. Estos isleños no han perdido su encanto, su sofisticación y elegancia. Londres es una ciudad para todos los gustos, esta ciudad si no queda mal con nadie!!! y también volvereeeeeé, volvereeeeeé (pero con más tiempo)

London at night

viernes, 25 de julio de 2008


El primer día de estancia en Londres, pudo probar uno de los platos típicos: Fish&chips, que es filete de pescado empanizado con papas fritas (de un corte grueso). Creo que mis expectativas en cuanto al sabor de éste platillo fueron tan altas, que realmente me descepcionó. Yo sé que el gusto de los europeos es más simple que al que estamos acostumbrados en latinoamérica, y en mi caso particular, pues me gusta la comida bien sazonada, con sabores y aromas bien definidos. En conclusión: plato simple. Pero le daré el beneficio de la duda, porque talvez (y sólo talvez) no degusté de éste platillo en un lugar dónde lo sirvieran bien, ya que fue en afuera de la Torre de Londres. En cuánto al bendito Meatpie, me quedé con las ganas ya que caminé y caminé por un lado de la ciudad de London, buscando un pub dónde sirvieran tan peculiar platillo y resulta que los mejores (y dónde los sirven) estaban en el otro extremo de donde me encontraba.


Mientras estaba de viaje, se llevaba a cabo la Eurocopa 2008, la cuál seguía de cerca ya que mi equipo favorito de toda la vida: l'azzura, ¡forza Italia! estaba jugando. Es curioso ver que la actitud de la gente ante un evento de esa naturaleza, en especial la de los hombres, es bastante similar a la que ocurre en Guatemala: la gente se reune en bares con amigos, se toman unas cuantas (o muchas), celebran/lloran las comunidades (turca, italiana, alemana, etc.) según el marcador. Inglaterra no clasificó para la Euro, pero eso no impidió a varios inglesitos abarrotar los bares, junto a inmigrantes de los paises que estaban jugando y así celebrar la fiesta del futbol.

Ese día, Italia ganó su último partido para pasar a la siguiente ronda (ya que después fue descalificada por el ahora campeón España), para ese momento nos encontrabamos en Piccadilly Circus, descansando después de caminar por aproximadamente 3 horas, tratando de llegar a un punto "conocido" y tomar el metro para nuestro hotel de regreso. Fue mientras caminaba por los callejones que disfrute la victoria (oh! quién iba imaginar que sería efímera!) de mi equipo, y para cuando llegamos a Piccadilly Circus se formó una fiesta de italianos. Algo así como lo que ocurre en el Obelisco. La alegría fue tal, que decidimos quedarnos cenando en "La pequeña italia" de Londres. El sitio elegido era un restaurantito tan lindo y romántico (lástima que no iba ningún hombre ja!), con una comida deliciosa, atendido por italianos con su tradicional sentido de la "atención al cliente". Fue el mejor Rissoto al Funghi Porcini que jamás he probado.

Cerca de Piccadilly Circus hay muchas discotecas a la cuál nos invitaban a pasar, pero no entré a ninguna, por lo tanto si me preguntan ¿cómo es la vida nocturna de Londres? responderé: no sé. La única justificación: NO vuelvo a viajar con gente mayor y que no tenga compañía de su propia edad.

Mi reloj biológico se descontroló un poco (no por el cambio de horario), sino que la noche caía a eso de las 21:30 horas. Estaba como si nada a altas horas de la noche, caminando, pensando que talvez eran como las 9 de la noche.

Gracias a Dios el Subte o metro o "tube", deja de pasar a las 03:00 a.m. Con el tema del metro, al principio sentía un poco de ansiedad, obviamente porque en Guatemala no tenemos metro, y la unicas veces que me he subido a uno fue en Buenos Aires y con guía, y en San Francisco (que es el Bart), pero con amigos que sí conocian. Esta vez me tocaba sola. Pero la mera verdad, no es tan complicado como uno se imagina. Los mapas parecen un nudo de colores, con tantas lineas y destinos, pero una vez se le agarra el hilo, ya todo es "piece of cake". Lo malo era que cuando ya me consideraba buza para el metro, ¡ya me tenía que ir!


LA COMPARACIÓN: es que no hay comparación!!, en la calidad, limpieza, aparente seguridad que hay en el servicio público de Londres con el de Guatemala, eso sí, si vivieramos como en Londres, pero ganando en quetzales, el pasaje de una camioneta costaría Q23.00. Eso si, no le ganan a los alemanes.


La Xenofobia: Dicen que ha crecido la onda xenofóbica en Europa, en especial con los latinos (sean turistas o no). Yo no lo viví, gracias a Dios. Conmigo se portaron super amables, siempre tratando de ayudar. Pero como los ingleses están un poco traumados con eso de la guerra de Irak y los ataques terroristas, bueno es de esperarse cierto rechazo para los "bloody strangers"


En fin, mi primera noche terminó con pies hinchados de tanto caminar, habiendome recreado la historia de "i knew i love you, before i met you" de Savage Garden al ver a un hombre en el metro hecho a mi medida (fisicamente hablando), con una buena cena (sin miramientos del budget), con la fiesta de la comunidad italiana abajo de la estatua de Eros. Estaba tan cansada, pero con la expectativa de ver al día siguiente el palacio de la Reina y las joyas de Tutankamon, mi sueño fue casi instantaneo.

Segunda Estación: London, day 1

jueves, 24 de julio de 2008


A mi criterio, una ciudad con un perfecto balance entre chic e histórica. Miles de cosas que ver y hacer. Lo más recomendable es pasar por lo menos una semana en Londres, para poder disfrutar intensamente cada rincon. En mi visita relámpago de 2 días a Londres pude visitar los puntos turísticos más importantes.



He de reconocer que algo me faltó y es que, generalmente, en los países que he tenido la oportunidad de conocer, me gusta acercarme más a las costumbres de los habitantes comunes y silvestres. Disfruto tanto yendo a los restaurantes y pubs más populares (pero no de turistas); ir a los mercados: me encanta ir a los mercados y probar, ver, oler, observar la interacción entre vendedor y comprador; la comida callejera (siempre teniendo en cuenta el sabio consejo de Antoni Bourdain: "Ve al puesto que tiene más gente, de seguro es el mejor"), espectáculos culturales como ir al teatro o conciertos. Pero para hacer esto se necesitan dos cosas: tiempo y caminar (bueno, también dinero. Londres es una ciudad bastante cara).

Pero, el hecho que me haya faltado esa parte no quiere decir que no me haya maravillado con lo que conocí. De hecho, como comenté en un post pasado, yo soy una persona a la que le gusta mucho la historia, en especial todo lo relacionado con las monarquías de Europa. Y, como la Monarquía Inglesa es una de las más antiguas e importantes, pues el Tour del Big Bus quedó como anillo al dedo. Realmente fue muy conveniente (para mí) comprar el ticket del Big Bus Company por 24 horas y subirme y bajarme en cualquiera de las paradas anunciadas. Además, el mapa que me proporcionaron fue más que útil (como lo pude verificar en horas de la noche). Gracias a mis guías (en vivo y con audifonos), pude enterarme que Londres como tal (la que conocemos o hemos oido) tiene dos pequeñas ciudades dentro y que forman parte de ella: City of London (donde vivía "la plebe") and The City of Westminster (donde vivían los Nobles Aristócratas). ¡Muy educativo y entretenido el tour! Altamente recomendable.

Yo tenía claro qué era lo que queria visitar (aunque fuera sola) y era "imperdible" en mi corta estancia en Londres: La Torre de Londres, Buckingham Palace y su cambio de guardia, The London Eye, El Palacio de Westminster, La Abadía de Westminster, Piccadilly Circus, Oxford Street, The Tower Bridge, comer en un pub donde sirvieran fish and chips y meat pie.

También supe que TODOS los museos en Londres tienen entrada GRATUITA, por lo tanto quería ir al famosísimo British Museum y apreciar su espectacular colección Egipcia. Justo en los días que estaríamos en Londres, el BM tenía en exhibición nada más y nada menos que: las joyas de Tutankamon. Claro! Tenía todas las ganas de ir.

Parentesis: Los ingleses están igual de frickeados con lo del terrorismo y la seguridad que los gringos.




Nuestra primera atracción fue el London Eye. Muy buena experiencia, buenas fotos, buen paisaje. La vuelta dura 30 minutos y vale cada Libra que uno paga. No entramos al Palacio de Westminster, que es la cede del parlamento inglés y dónde se encuentra el famoso reloj con su famosa campana llamada... si, esa. Ya comenté que Londres es cara, verdad. Pues también que absolutamente todo lo cobran, hasta las iglesias "turísticas" como la Abadía de Westminster (sólo para nobles) o la Catedral de San Pablo (la mega iglesia para el pueblo). Así que NO entré, ¡igual, no iba a rezar!


Camino a nuestra segunda atracción, pasamos por la famosa Trafalgar Square, con sus enormes leones hechos con los cañones fundidos de Napoleón Bonaparte.

La segunda atracción (y memorable pa'mi): La Torre de Londres. No puedo explicar con palabras el sentimiento que tuve al entrar. Dentro, alquilé unos audifonos que le dan a uno una especia de "tour" dentro del complejo y me aventuré hacia el pasado. Pude ver los "apartamentos reales" dónde Elizabeth I estuvo presa antes de ser Reina (Recomendación: The Tudors, buena serie del P&A y apegada a la historia). Realmente estaba feliz. Al ver las joyas de la corona quedé extasiada con la opulencia y el despilfarro de los reyes. El detalle de los adornos, en especial de una ponchera del tamaño de mi mesa de comedor, es impresionante. Después de casi 4 horas dentro, quedé satisfecha. Luego hicimos un "tour" en barco por el Río Támesis de aproximadamente 20 minutos. A mi gusto, no valió la pena (aunque sé que hay mejores tours, pero éste estaba incluido en el ticket del Big Bus, así que...).

Nuestro hotel, rebonito en las fotos del internet. Pero sólo en las fotos. El barrio era igualito a como salen en la película Un lugar llamado Nothing Hill (que por cierto es super chic). Las casas son angostas y de aproximadamente 6 pisos. Las gradas bastante pequeñas, y todas las habitaciones tienen lavamanos dentro de la habitación. Nuestro hotel era barato. Barato dentro de los precios estratosféricos que se manejan en Londres, porque al convertirlo era como que me hubiera quedado en La Posada de Don Rodrigo en Panajachel, pero con la apariencia de la Posada del Elí (jajaja, ¡que recuerdos!). El WC era eso: ¡UN CLOSET! (si, soy algo llena de babosadas con los baños). Pero algo que es invaluable cuando uno anda turisteando, es que el hotel quede cerca de una estación de transporte público (tren, metro, buses, etc.), y el mío quedaba a una cuadra de la famosa estación de King's Cross y St. Pancras International. Aquí, en St. Pancras International salen los trenes que van a Paris y que pasan debajo del Canal de la Mancha y también es la estación que hace referencia en Harry Potter y Las Crónicas de Narnia. Y según investigaciones exhaustivas antes de mi viaje, hay un lugar como que fuera la estación 9 3/4 de Harry, pero que jamás encontré.

Continua...

Segunda Parada: Köln, Alemania

martes, 22 de julio de 2008


Colonia, una de las ciudades más antiguas fundadas en Alemania por los romanos. Impresionante de verdad. Pero más impresionante es la Catedral o el Dom, como los lugareños la llaman. Es la iglesia más gotica que conocí (no le gana Notre Dam de París). Decidimos escalar la iglesia. Si, era escalarla, porque las gradas en forma de caracol parecían no tener fin y conforme se subía: o yo me encorbaba e iba casi gateando, o las gradas estaban más empinadas. Además son bastante angostas y no aptas para claustrofóbicos. Yo le tengo miedo a las alturas, bueno, en realidad es pánico lo que le tengo a las alturas; pero decidí subir para poder tomar buenas fotos de el valle del Rhin y vencer mi fobia. Me contaron que en un día despejado, se puede ver Holanda. Para cuándo estuvimos en Colonia el tiempo mejoró notablemente. ¡Ya había sol!, o sea que mis probabilidades de distinguir Holanda eran altas. Después de 15 minutos de subir y subir y subir gradas, llegue a un punto dónde no habían vidrios y se podía ver a traves de los ventanales de las estructuras altas (no sé como se llaman), allí, en ese preciso momento se hicieron presentes mis 2 viejos amigos: la hipoglicemia y el vértigo. De más está contar que por poco y me quedo sin fotos panorámicas de Colonia y su valle debido a que me estaba dando "el shucaque", a saber a cuántos metros del suelo. ¡Y todavía faltaba subir! armandome de valor y con un dulce en la boca, decidí poner fin a mi fobia, ¡so pena de cualquier consecuencia! Y si, logre subir y disfrutar de una vista ¡magnifica! Desde arriba se pueden observar las 12 iglesias estilo románico que todavía quedan en pie después del bombardeo que sufrió la ciudad durante la II Guerra Mundial.




En Köln se encuentra la fabrica de perfumes más antigua de Alemina, casa de la famosa colonia No.4711. A los alemanes les encanta hacer compras, y ésta ciudad no es la excepción hay una gran sector con calles peatonales en dónde se encuentran almacenes y restaurantes de todo tipo. No pude evitar comparar la moda de allá con la de Guatemala, y cuál fue mi sorpresa cuando me dí cuenta que ¡no hay nada especial! ¡es lo mismo!, sólo que más caro, obviamente. También hay otro centro de compras que se llama Neumarkt que está bajo tierra, en la estación del metro del mismo nombre. Aquí en colonia, como en otras partes de Alemania, hay mucha cerveza artesanal, y aquí se llama Kölsch. Según un amigo que vive allí, sólo se le puede llamar Kölsch a la cerveza que se produce en lugares dónde se puede divisar el Dom. Tuve la oportunidad de degustarla en el famoso Restaurante - Bar Früh, junto con un brazuelo de cerdo asado lentamente y con un sabor delicioso. Altamente recomendable.



Hay muchos pubs o bares históricos en colonia y mucho más baratos que al que fui, pero realmente la experiencia de estar en una casa de más de 400 años (una de las pocas que quedó en pie cerca de la catedral) con una atmósfera incomparable y con buena compañia, como diría el anuncio: ¡No tiene precio!


Lamentablemente sólo estuve un día y una noche en Colonia, por lo tanto paradas obligadas como el Museo de Chocolate (la fábrica más antigua de chocolate del mundo Lindt), el teleférico del Rhin, y el famoso paseo en bote por el río Rhin quedaron para mi próxima visita.


Primera Estación: Alemania

viernes, 4 de julio de 2008


Eran las 14:30 horas en Frankfurt, mientras que en Guatemala eran las 06:30 horas, llevaba 24 horas sin dormir, pero la ansiedad y la emoción hicieron soportable el cambio de horario y el cansancio del viaje. La verdad, es que ni siquiera sentí el cambio de horario. El estereotipo de que los alemanes son personas frías y racistas se fue disipando poco a poco. Claro, ayuda mucho tener amigos alemanes que sepan hablar español y/o inglés.
Münster, nuestra primera parada en Alemania, es una ciudad relativamente pequeña, llena de historia, de bicicletas y de gente joven, localizada en el Norte de Westfalia. Es una ciudad de estudiantes, ya que allí se encuentra una de las más importantes universidades de la región : La Universidad de Münster que en Alemán sería: Westfälische Wilhelms-Universität (Gracias Wikipedia). En ésta Universidad impartió clases de Teología el actual Papa Benedicto XVI. Tuve la oportunidad de conocerla y a su excelente jardín botánico. Según me contaron mis guías turisticos: La Canche y Tobias, la Universidad está situada en un antiguo castillo, utilizado en el tiempo de la monarquía alemana como “casa de verano”. ¡Casa de Verano!, ¿¡y hay verano pue?! ¡Si aquí no conocen el sol en todo su esplendor! Pobre mente que piensa que todos los veranos son como los de mi tierra!! Pobres tropicales que vamos a otros rumbos sólo a cagarnos del frío… ¡¡en pleno “verano”!!
Pero no era el puro verano, que según cuentan (porque yo no lo viví), SI hace calor. Era digamos, la primavera. La temperatura era de aproximadamente 8ºC en el día y descendía en la noche, con algunas lluvias. Pero podía ver a aleman@s casi empelotados disfrutando de los “rayos” del sol. ¡¡No quise ni imaginar la crudeza de los inviernos!!
Münster se siente orgullosa de sus colores. Desde finales de abril, todas las personas se preparan para sembrar sus jardines con flores multicolores. Hay flores por todos lados, es un espectáculo tan alegre a la vista que pronto se olvida el frío que hay. El gusto de ver sus florecitas les dura tan sólo 5 meses al año (y nosotros que ni cuidamos nuestra “Eterna Primavera”, que triste).
El centro de la ciudad, con casas de más de 400 años, muchas son con techos bajos y les recuerdan que en algún tiempo ellos fueron chaparros (¡Tenemos esperanzas de éste lado!) Allí es dónde se centra la vida nocturna con muchos bares, muchas clases de cerveza, lugares que hacen su propia cerveza (deliciosa por cierto!!). En el día, carritos de Salchichas del tamaño de tu hambre, todas deliciosas, yo las prefiero con mostaza. Calles llenas de almacenes, la gente comprando, caminando… pero siempre con cuidado de no andar por los ladrillos rojos q pueden ser vilmente atropelladas por alguna de las miles de bicicletas que transitan. Creo que en ese aspecto al principio era obvio que éramos turistas, como dirían en mi familia “¡puras nitas!”
Por lo menos en esa ciudad, me pude dar cuenta que todo lo que se refiere a la cultura latinoamericana les encanta. Muchos hablan español (y no inglés) y los que no han conocido esta parte del planeta se mueren por venir.
Si, el estereotipo que tenía de los alemanes se vino abajo. Son gente seria, pero amigable. Puntualísimos, ordenados (dos factores que no pude dejar de comparar con los otros países que visite en mi viaje). Siempre a la vanguardia en tecnología (hasta en los baños!! (suspiro) que gusto daba… ), sobretodo LIMPIOS; en fin, quede encantada con ésta ciudad… y ¡Volveréeee, volveréeee!

Siguieeeeente paradaaaaaaa: Köln.

P.D.: NO recomiendo la cerveza con sabor a Tequila… y ni siquiera intenten pedir una “Cimarrona”, ya que no conocen el jugo de limón. Ni las limonadas ni las naranjadas, ni, ni… jajaja ¡regresáte a tu pueblo!