Bitácora del Río: El Tour II

jueves, 17 de abril de 2008

La sensación de estar en una burbuja dónde no se escuchaba nada ni a nadie me acompañó en gran parte del viaje sobre el Río Dulce (a excepción de cuando los estridentes alaridos me sacaban de mi estado casi hipnótico). De regreso de 7 altares pasamos por debajo de las grutas esculpidas en la roca de "El Cañon". Es un microclima allí, se siente más humedo, más frío. Durante todo el tiempo de ida a nuestro siguiente destino, estuve concentrada en mis pensamientos. De vez en cuando los gritos me sacaban de mi mundo ocasionandome un ligero malestar, caricaturizado con escenas en las cuales agarraba de los chongos a las gritonas y las sumergia en el agua para que se callaran la boca, o colocándoles un bozal silenciador. Es increible lo que mi mente desocupada o totalmente relajada o ensimismada puede pensar durante un trayecto de aproximadamente 45 minutos sobre el agua. Aquí volvió a suceder... mi imaginación voló tan alto que casi no la alcancé.

Después de pasar encargando nuestro almuerzo, fuimos a la Reserva del Río Tatin, en la comunidad Ak'Tenamit. Esta comunidad autosostenida creció mucho desde la última vez que la visité. Ahora hay estudiantes de varias comunidades indígenas en las carreras de Perito Contador en Desarrollo Rural y Perito Contador en Turismo, así como del nivel medio. Tuvimos una guía muy simpática, originaria de Cobán llamada Zoila. Una estudiante de 4to Perito la cuál se "sentía muy contenta de estar en Ak'Tenamit" por la oportunidad que le habían dado de migrar desde Cobán hasta Izabal. Zoila comentaba que los que residian allí pagan sus estudios con trabajo. Que "los dormitorios de los varones están aquí, y los de nosotras las mujeres están pero ¡re lejos!"; no pude aguantarme la sonora carcajada que eché. Nos llevó por un camino serpenteando la montaña hasta llegar a los edificios dónde reciben clases y talleres. Aquí fue dónde realmente pensé seriamente en dejar el cigarro!!!
Es una comunidad tan bonita, que si invita a quedarse a vivir allí. Yo, la chica citadina, con gusto cambiaba el smog, el tránsito pesado, los ladrones, la paranoia urbana; por irme a vivir y dar clases en éstos parajes. Pero conociéndome (en lo poco)... aguantaria enmontañada unos 6 meses. Aunque talvez allí encuentre lo que estoy buscando... quién sabe!!
Zoila nos enseñó su cancha de fut, fue una escena tan bonita: la cancha de pasto verde como que fuera hierba tierna, al pie de un cerro enarbolado, tupido con una ligera bruma en la punta. A un lado el camino para el centro ceremonial maya. Cuando vimos los 180 escalones empinados que conducian al centro como que si fueran la única parte visible de una pirámide maya encerrada entre árboles, arbustos y helechos, le expresamos a Zoila nuestra negativa de subir a ver su centro ceremonial con toda la cortesia del caso.
No puedo transmitir cómo fue la experiencia de todos en Ak Tenamit, lo que si puedo escribir es que me agradó ver que todavía hay personas que creen en las personas. Que creen que hay un futuro mejor y que no dependen de nadie, menos del gobierno. Lo único que necesitan es un empujonsito y personas optimistas que los guíen... ya que después ellos solitos salen adelante. El optimisto y felicidad de Zoila era la mejor muestra de que algo va bien allí. Era por demás.... contagioso.
Nos despedimos de Zoila, nuestra amigable guía, y como las tripas ya sonaban... pues nos fuimos a almorzar.
Sin hacer propaganda, el restaurante El Viajero enfrente del Río Tatin es de lo mejor para el plato típico del lugar: El Tapado. Era mi primera vez con esta explosión de sabores... ¡¡y vaya que me lo disfruté!! Por supuesto que no me quedé con ganas de un delicioso caracol a la plancha: otro manjar de los dioses!! Las Jaibas al mojo de ajo, eran simplemente... espectaculares (que bueno que no iba "yosequien", porque las jaibas le hubieran murmurado algo... y no come!! jajaja, perdón no me pude aguantar!!! jajja). Yo no sé si era el hambre que cargaba, o realmente la gastronomía local no tiene nada que envidiarle a ninguna otra, realmente quedé complacida con todo.
La última parada del tour, fue a lo que llaman "El Agua Caliente". Es un nacimiento de agua azufrada en una orilla de Río Dulce. Proviene de la montaña por pequeñas cavernas y se mezcla con la corriente del río. Ahora ya hay un pequeño muelle y quedó como una poza de agua caliente con penetrante aroma a azufre. En ese mismo lugar hay unas cavernas a las que uno puede accesar con linternas ofrecidas por los lugareños. No se paga, sino simplemente uno puede dejar o no un donativo. Algunos de los integrantes del grupo decidieron ir a explorar las cavernas. Yo como soy medio claustrofóbica ni lo intenté. Por eso decidí quedarme junto con el resto del grupo relajandome en las agüitas termales. Mientras esperabamos a los aventureros "cavernicolas", un amigo expresó su preocupación por ciertas partes muy queridas por ellos, ya que según él, en una revista científica salió un artículo en el que indicaba que si un hombre permanecía por 2 horas en aguas termales, sus "bolsitas" dejaban de producir sus semillitas por un año. jajaja algunas amigas recien casadas expresaron su preocupación y decidieron que cuando sus aventureros esposos regresaran los iban a dejar sólo media hora metidos en el agua. Yo, no paraba de reir. El grupo explorador regresó por demás enlodado. Casi dejaban sus chancletas playeras estampadas en el lodo, hubieron perdidos y después encontrados, hubieron sentones, contorsionistas, etc. ¡buena mi decisión de no ir!, pensé. Hubieramos permanecido allí disfrutando de el "agua caliente" y de sus tantas propiedades curativas (no parabamos de hablar de ello, jajaj con algunas invenciones que más de algún inocente creyó) por mucho tiempo más, hasta que Don Arnulfo dió la señal para regresar. ¡Qué momento tan relajante! 100% recomendable.
El regreso fue un poco más accidentado que la ida. Eran aproximadamente las 17:00 horas y el viento soplaba fuerte sobre el río. Las olas que se formaban en el golfete eran grandecitas y la lancha tenía que ir rápido para que el movimiento de la misma no fuera oscilante. Por lo tanto allí se cumplió una de las teorías que aprendimos en la U: "mientras más rápido cae un cuerpo en el agua, la fuerza normal es más fuerte sobre el mismo cuerpo" (o algo así). La cosa es que por cada rebote que daba la lancha en las olitas, las petacas de todos se resentían. Como dijo un mi amigo "si no quedamos estériles con el agua termal, nos vamos a quedar estériles aquí en la lancha!"
¿Y los gritos?... ésta vez si no hubieron!!! Iban tan espantadas las gritonas... que no emitieron ni un ¡ay! jajajajaj

¡¡ahhh, qué linda es la vida!!

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